miércoles, 1 de junio de 2011

Producto 1: Reflexión de la práctica docente en la enseñanza de la Historia

Cuando enseñamos Historia partimos de que el alumno conozca su entorno, su historia familiar y personal para que se sienta parte de un espacio y de un tiempo histórico, en donde él está participando de forma activa.


De este modo estamos desarrollando en los alumnos competencias que le permitan conocer su entorno y desenvolverse armónicamente en él, conviviendo y participando activamente como un ciudadano responsable, justo y comprometido con el cuidado y preservación de su medio, de sus costumbres, tradiciones y riquezas que lo caracterizan como miembro de un país.


En este sentido, enseñar y aprender Historia nos da la oportunidad de proporcionarle herramientas a nuestros alumnos para que conozcan el espacio donde viven, sus costumbres, tradiciones y la herencia cultural e histórica que comparten con los demás, con la finalidad de aprender de ellas y preservarlas en la sociedad en que se desenvuelven.


Sin embargo, es inevitable hacer conciencia de que la enseñanza y el aprendizaje de la Historia se ha reducido a la memorización de fechas, de acontecimientos y de personajes históricos, sin analizar y tener un sentido claro del por qué es necesario conocerlos; es así que al pasar el tiempo los alumnos olvidan fácilmente lo que "aprendieron" y resulta muy complicado, incluso para los adultos, hablar a profundidad de un tema histórico ya que, si acaso, sabemos de manera aislada algunas fechas, nombres, causas o consecuencias de lo acontecido.


Es así como la enseñanza de la Historia ha seguido patrones establecidos desde hace muchos años, centrados en la memorización, los cuestionarios y los resúmenes, además de la lectura de las lecciones que lejos de propiciar una reflexión o comentarios de análisis en los alumnos, se centra en la simple reproducción del programa de estudios.


No obstante, en la actual Reforma Integral de la Educación Básica la metodología de la enseñanza de la Historia está cambiando y no sólo se centra en el aspecto informativo sino también en el aspecto formativo de los alumnos, donde a partir de crear ambientes de aprendizaje, el uso de recursos y materiales adecuados e interesantes, el diseño de actividades innovadoras y el uso de las tecnologías de información y comunicación; se pretende lograr en los alumnos un aprendizaje significativo de la Historia, para que la vivan y la comprendan como participantes activos en ella.


Finalmente, el papel del profesor es de trascendental importancia en el logro exitoso de la enseñanza de la Historia; ya que éste requiere ser autodidacta y desarrollar sus propias competencias docentes, su interés, su análisis y su gusto por aprender la Historia, ya que estas serán las herramientas que utilice al impartir su clase y al desarrollar en los alumnos el mismo interés y el gusto por aprenderla.


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